En el altiplano peruano boliviano,
hay de haber, mujeres en afán de labriego
y hombres en actitud de hormiga;
con signos de interrogación
en las herramientas.
Están buscando la frontera,
paso a paso,
–pasito a paso, TUN TUN –,
en carnaval,
letra a letra,
en las canciones.
Sonido a sonido,
en los latidos,
sabor a sabor de pobreza,
en los platos.
Interrogando en ruego, están hombres y mujeres
de puerta en puerta por la puerta de la frontera.
Quechuas y aymaras en la misma danza,
deberán continuar la búsqueda
de la frontera;
consultando a las piedras y su vida,
a las montañas y su vida.
Tal vez esté perdida en la amplitud robusta
del altiplano,
o entrecruzada,
muslo a muslo
en las profundidades del lago.
O quizá solo existe
en las mentes más profundas
de los historizadores sin historia cultural.
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